Custodia procesional de Jaén, réplica en alpaca plateada (década de los 80) de la anterior a la Guerra Civil, que era de plata maciza y estilo plateresco (siglo XVI)
Los orígenes de esta fiesta son muy remotos: Fue la beata Juliana de Mont-Cornillón quien promovió la festividad del Corpus Christi, instituida en 1263 por el Papa Urbano IV. En 1447 se celebró la primera procesión , cuando Nicolás V recorrió las calles de Roma acompañado por la Hostia Santa
Señala don Luis Coronas Tejada, en su libro Jaén, siglo XVII, que en esta centuria, como en otras anteriores y posteriores, en nuestra ciudad “la festividad del Corpus Christi revestía especial solemnidad”, siendo el Concejo o Ayuntamiento de la ciudad el “encargado de organizar los actos a los que asistía corporativamente, procurando darle el mayor realce. Era también la festividad religiosa más celebrada y la que tenía más resonancia popular, pues los “regocijos, comedias, danzas, arcos triunfales, altares... contribuían a hacer de la jornada un día de alegría, jolgorio y diversión”
“Esta festividad que procede de la Baja Edad Media toma auge inusitado desde mediados del siglo XVI, lo que se explica por el impulso dado a la fiesta por la Contrarreforma”
“En las actas municipales se habla de una gran afluencia de forasteros”. Tal era la alegría con la que se celebraba esta fiesta que, en una “tolerancia bien calculada”(...) “se permitía la entrada de gitanos a la ciudad, a los que, terminados los festejos, se obligaba en un plazo de dos días a salir de la ciudad bajo pena, por incumplimiento, de 200 azotes”
Existía la “antigua costumbre de que los distintos oficios sacasen danzas y regocijos” a la calle.
Como sabemos, la custodia procesional del siglo XVI era obra del discípulo de Enrique Arfe, Juan Ruiz, El Vandalino, obra primorosamente labrada en plata maciza que perdimos para siempre en la guerra civil del 36, ya que fue fundida durante la contienda.
“Días antes de la procesión se realizaba en cabildo el sorteo de las varas de palio entre caballeros veinticuatro” (concejales) “para los tres trechos en que se distribuía el intinerario”
“El ayuntamiento obligaba a los vecinos (...) a limpiar la parte de calzada que le correspondía, mientras que él se encargaba de entoldar dichas vías”
“En la procesión religiosa se integraban conjuntos profanos que hacían de aquélla una manifestación folklórica y lúdica. Nos referimos a tarasca, danzas y diablillos. Íntimamente relacionada con la leyenda del lagarto de La Magdalena está la tarasca, monstruo que no faltaba en las procesiones del Corpus de otras muchas ciudades”
“En la procesión solían ir cuatro danzas contratadas (...) que pertenecían casi siempre a las minorías marginadas, moriscos, gitanos”
“Los diablillos eran comparsas de mozos que se disfrazaban según el papel que representaban; eran los más ruidosos y alborotadores en la procesión tanto que en 1683 el caballero veinticuatro Antonio de Quesada Monroy propuso su supresión por los desórdenes que causaban y lo impropio que era en una procesión religiosa. No debió de tener éxito este capitular porque el público estaba de parte de los diablillos dado el desenfado con que actuaban”
“Esta festividad que procede de la Baja Edad Media toma auge inusitado desde mediados del siglo XVI, lo que se explica por el impulso dado a la fiesta por la Contrarreforma”
“En las actas municipales se habla de una gran afluencia de forasteros”. Tal era la alegría con la que se celebraba esta fiesta que, en una “tolerancia bien calculada”(...) “se permitía la entrada de gitanos a la ciudad, a los que, terminados los festejos, se obligaba en un plazo de dos días a salir de la ciudad bajo pena, por incumplimiento, de 200 azotes”
Existía la “antigua costumbre de que los distintos oficios sacasen danzas y regocijos” a la calle.
Como sabemos, la custodia procesional del siglo XVI era obra del discípulo de Enrique Arfe, Juan Ruiz, El Vandalino, obra primorosamente labrada en plata maciza que perdimos para siempre en la guerra civil del 36, ya que fue fundida durante la contienda.
“Días antes de la procesión se realizaba en cabildo el sorteo de las varas de palio entre caballeros veinticuatro” (concejales) “para los tres trechos en que se distribuía el intinerario”
“El ayuntamiento obligaba a los vecinos (...) a limpiar la parte de calzada que le correspondía, mientras que él se encargaba de entoldar dichas vías”
“En la procesión religiosa se integraban conjuntos profanos que hacían de aquélla una manifestación folklórica y lúdica. Nos referimos a tarasca, danzas y diablillos. Íntimamente relacionada con la leyenda del lagarto de La Magdalena está la tarasca, monstruo que no faltaba en las procesiones del Corpus de otras muchas ciudades”
“En la procesión solían ir cuatro danzas contratadas (...) que pertenecían casi siempre a las minorías marginadas, moriscos, gitanos”
“Los diablillos eran comparsas de mozos que se disfrazaban según el papel que representaban; eran los más ruidosos y alborotadores en la procesión tanto que en 1683 el caballero veinticuatro Antonio de Quesada Monroy propuso su supresión por los desórdenes que causaban y lo impropio que era en una procesión religiosa. No debió de tener éxito este capitular porque el público estaba de parte de los diablillos dado el desenfado con que actuaban”