Texto de SOMA MORGENSTERN (Austria, 1890-1976)


Alban Berg y sus ídolos (fragmento)

" En aquel café, en el jardín, me senté algunas veces con Adolf Loos, quien solía almorzar allí cuando hacía buen tiempo. Un día llegó tarde, se sentó en mi mesa y se comió su ligero almuerzo, como él — el gran luchador contra la pesada cocina austríaca “con sus panes rellenos”— lo llamaba. En el café había un gato, que era el preferido de Loos y se sentaba en su regazo. Loos lo puso en la mesa y los agasajó con una hoja de lechuga, que los vieneses llaman “Häuptlsalat” y los alemanes, que no son tan delicados con la comida, rudamente “Kopfsalat”. Para mi gran asombro, el gato comió de la hoja verde, sin olisquearla mucho rato, una, dos, tres veces. Por lo visto, ya estaba adiestrado. Yo estaba muy asombrado y felicité a Adolf Loos por su éxito con el gato. Él lo saldó con la aseveración: “Conmigo, hasta los gatos comen lechuga”. Y él no era, en modo alguno, vegetariano. Una vez estábamos sentados con Alban, quien me había presentado a Adolf Loos. Cuando ya habíamos comido, me preguntó Loos: “¿Ya ha visto usted mi villa, una de las primeras que he construido aquí, en Hietzing?” Yo no conocía la villa y Loos decidió en el acto que tenía que verla sin demora. Llamó a un taxi y Alban, aunque conocía muy bien la villa, también vino con nosotros. Adolf Loos nos llevó al interior y se condujo como si la villa fuera de su propiedad. Nos presentó a la propietaria, una dama de aire noble, con el pelo gris, sólo de pasada. Luego, nos llevó de habitación en habitación, me explicó la construcción y terminó con la parrafada: “Miren ustedes, en el interior de una buena casa, todo queda bien. Todo está en su sitio. Yo no soy de esos arquitectos que prescriben a sus clientes qué tiene que haber en las habitaciones. Aquí todo queda bien, incluso esa porquería”. Con eso, señaló el caballete donde había un cuadro, sin duda, obra de la dama. Todo eso mientras se marchaba, como despedida de la dama, que lo miraba con brilantes ojos de enamorada, como si le hubiera dicho un bello cumplido. "