El libro en Bizancio

Marco Geográfico:
El imperio Bizantino surgió de la necesidad en que se vieron los romanos de asegurar la defensa de sus posiciones orientales contra la presión que ejercían los bárbaros germánicos y los esclavos en el Danubio, y los persas en el Eúfrates. Era preciso dotar al Imperio de un nuevo centro político y militar.
Constantinopla, edificada a orillas del Bósforo en el extremo de una península fácil de fortificar, tenía la ventaja de encontrarse en el cruce de las dos rutas marítimas del Ponto Euxino y de los Dardanelos y el Mediterráneo, así como de las dos vías continentales procedentes de Europa y de Asia Menor y Siria.
El imperio comprendía tres extensos conjuntos territoriales:
1. La península balcánica.
2. Los territorios asiáticos.
3. Las posesiones africanas, fundamentalmente el granero de trigo egipcio.

Marco Histórico:
La crisis general que el Imperio Romano atraviesa en el siglo III había llevado a una fragmentación del poder político. Al mismo tiempo la distinta estructura económica de las regiones occidentales y de las orientales hacia cada vez más visibles las diferencias entre ambas.
Al convertir Constantino Bizancio en capital del Imperio Oriental, no hace sino culminar un proceso que aseguraba la pervivencia del Imperio de Oriente. La separación de ambas partes del Imperio se consumará a la muerte del emperador Teodosio, así como la división definitiva del extenso imperio entre sus dos hijos Honorio y Arcadio.
Primera Etapa: La primera etapa comprende desde la época de la dinastía Teodosia hasta mediados del siglo IX, destacando el reinado de Justiniano. Los fundamentos culturales serán básicamente el derecho y la administración romana, el idioma y la civilización griega y las creencias y las costumbres cristianas. Desde el punto de vista del poder político se va consolidando la posición autocrática poniendo en práctica el cesaropapismo (intervención del emperador en asuntos religiosos), el griego desplaza definitivamente al latín como lengua oficial y las diferencias con Roma se ven acrecentadas. Las querellas teológicas culminan con el movimiento iconoclasta. En el año 726 se dicta la prohibición de exhibir y reproducir imágenes, postura que cesará en el año 843.
Segunda Etapa: A fines del S. X se alcanza la victoria sobre los búlgaros y extiende su influencia hasta el Danubio y el Adriático. La dinastía Macedónica consigue relanzar el poderío bizantino, y el aparato administrativo sufre un proceso intenso de burocratización.
Tercera Etapa: Desde mediados del S. XI hasta la caída de Constantinopla, el Imperio Bizantino recorrerá una etapa de progresiva decadencia. El proceso de feudalización y el incremento de la propiedad territorial latifundista irán minando las bases fiscales y militares del Imperio. El poder central pierde autoridad y el territorio se verá atacado por normandos, venecianos, cruzados y turcos.
En 1054 se produce el cisma de la Iglesia Oriental. Las persecuciones contra los católicos justificarán la intervención de los comerciantes venecianos.

-El Códice:
El tipo de soporte más utilizado en Bizancio fue el Códice de piel, que se impulsó con la formación de Constantinopla. El códice es un libro manuscrito compuesto por un conjunto de hojas de material flexible - papel, pergamino, papiro - unidas entre sí por el margen interno y protegido por una cubierta. La producción de los códices se va a centrar en:
- Los escriptorios del Palacio Imperial del Patriarca
- Centros de enseñanza superior
- Producciones privadas a cargo de copistas que realizaban copias para particulares
- Los monasterios
La letra utilizada en los manuscritos era la Uncial hasta el siglo XVIII, cuando se impulsó la letra minúscula reservándose la Uncial para Documentos solemnes.

-Miniaturas:
Concepto: El término miniatura procede del latín miniare, de minimum, el rojo de plomo. De ahí que en las pinturas destaque este color, junto con el azul y el oro. La miniatura es el arte de realizar pinturas de pequeñas dimensiones en papel, pergamino, marfil, etc., que forma parte de la tradición de la ilustración y decoración de los manuscritos del Mundo Clásico. Esta práctica se realizaba en talleres constantinopolitanos, monásticos o seglares, lo que favoreció una mayor libertad temática, y para una clientela imperial o para las bibliotecas de los monasterios. La iluminación del códice tuvo una escasa difusión ya que se realizaba únicamente para una elite social, cultural y religiosa, y se trataba de una actividad fundamentalmente anónima, lo que dificulta los estudios sobre la materia.

Origen: La fecha 512 marca el comienzo documentado de la miniatura bizantina con la copia de un tratado de medicina. Por otra parte, la tradición paleocristiana Siria permanece en un grupo de códices denominados "purpúreos", relacionados con el taller imperial, en los que destaca el clasicismo en sus representaciones. La relación con una procedencia oriental, quizá Siria, se refleja en los Evangelios del S. VI, caracterizados por una mayor simplicidad de la figura humana. Por el contrario, el estilo bizantino persiste en los Evangelios de Rábula, en el siglo VI, con composiciones independientes del texto, donde los colores ganan expresividad y se muestra una realidad más simplificada.

-El esplendor de los manuscritos bizantinos:
En el siglo IX y a lo largo de los siguientes doscientos años se produce el gran desarrollo de la miniatura bizantina, con una serie de manuscritos religiosos y la decoración de códices de carácter científico. Los grandes centros de iluminación ubicados en Constantinopla, en torno a los grandes monasterios o incluso en talleres alejados de la metrópoli, desarrollaron diferentes estilos que van desde un helenismo acusado, un expresionismo orientalizante o un mayor clasicismo bizantino.
En el período Macedónico, en el s. IX se evidencia un regreso a los modelos helenísticos, con la creación de numerosas ediciones bíblicas de lujo y los salterios denominados "aristocráticos". Ya en el s. X se presenta, a modo excepcional, un manuscrito en rollo, el Rollo de Josué, cuya composición continua señala una gran dependencia de modelos clásicos. Durante los siglos XI y XII se produce un equilibrio mayor entre la inspiración de la Antigüedad y la estética bizantina. En tiempos de la dinastía Conmena, y sobre todo a partir del año 1100, el estilo retorna de nuevo a la Antigüedad, pero con un naturalismo expresivo que proporciona espontaneidad y frescura a las escenas.
Otro aspecto muy característico de la miniatura de la segunda Edad de Oro es la atención prestada a la decoración de márgenes que, libre de ligaduras religiosas, se vuelca en un repertorio de temas profanos y de fantasía. La conquista de Constantinopla por los cruzados supuso la interrupción del trabajo de los grandes scriptorias, que no volverían a brillar con el esplendor alcanzado antes de 1204. Pero el contacto de los pintores latinos con esta tradición artística fue definitivo para que la influencia bizantina se extendiera a toda Europa. Durante la dinastía Paleóloga la producción de manuscritos no alcanzó la importancia del período anterior, por el carácter elitista de los códices y las dificultades económicas del momento. Pero a pesar de ello nos han llegado obras del siglo XIV que demuestran la persistencia de una actividad miniaturista.

-Las Bibliotecas en Bizancio:
El libro en Bizancio gozó de gran estima y debido a ello dio lugar a la aparición de bibliotecas en las instituciones políticas, religiosas y educativas. También existían bibliotecas privadas, pues había un gran número de personas cultas, aunque sólo se limitaban a un par de docenas de libros. Los estudios superiores se cursaban en Constantinopla, pero en numerosos puntos de imperio se podía recibir una enseñanza elemental. Los libros resultaban muy caros, debido a que la mano de obra era muy cara y a la escasez de materiales, por lo que en los monasterios borraban los textos antiguos para realizar los pergaminos. La producción de los libros se limitaba a la copia por encargo, por lo que sólo los emperadores podían permitirse ese lujo. Los profesores y estudiantes copiaban personalmente los libros que precisaban, al igual que la iglesia.
Una biblioteca importante fue la de Focio, que fue patriarca de Constantinopla. Su biblioteca constaba de varios miles de libros. También destacaron por sus bibliotecas el obispo León el Matemático, el obispo de Cesárea Aretas y Eustacio, arzobispo de Tesalónica. La biblioteca más importante fuera de la capital fue la del monasterio de San Juan de Patmos.

-Las encuadernaciones en Bizancio:
La forma primitiva de las encuadernaciones tenía forma cuadrada, especialmente si constaba de más de un cuadernillo, de que algún modo se uniesen o protegiesen, para ello utilizaban una tablilla de madera, comúnmente de cedro, con unas bandas de cuero para envolverlas y una correa que lo sujetase todo. Las encuadernaciones eran llamadas ligatores librorum. Desde el s. IV en adelante, la encuadernación del libro aparece ya caracterizada con todo lujo oriental del estilo bizantino. Frecuentemente se decoraban las cubiertas con oro, piedras preciosas y esmaltes. El ejemplar más antiguo es el Evangeliario, cubierto de plata y pedrería. Pero pronto hicieron aparición las encuadernaciones en las que las tapas de los libros aparecían recubiertas de cuero, decoradas con la técnica del gofrado, sin oro ni piedras preciosas.

-El libro y la Iglesia:
El libro va atener un carácter sagrado y su contenido va a mostrar la voluntad de Dios y las experiencias de las generaciones pasadas. En Bizancio se había extendido el conocimiento de la escritura y la lectura, pero pocos sabían leer textos escritos en otra lengua. El acceso a los libros va a estar muy limitado, ya que resultaban caros y no todas las bibliotecas eran de acceso público. Además, el público lector estaba limitado a personas eclesiásticas y una minoría laica
La temática era muy variada, eran frecuentes los libros de uso práctico como los de medicina, farmacia, derecho militar y canónico, ciencia militar. Muy característicos y de mayor lectura eran los libros referentes a la astronomía, magia, enigmas, etc. Las personas con menor formación intelectual leían: libros de educación moral y litúrgica, libros clásicos, obras recreativas y algunas producciones bizantinas. La lectura principal de los monasterios la componían libros litúrgicos, cuya lectura se hacía en voz alta.

-Aportaciones culturales de Bizancio:
La enseñanza será una de las bases principales del desarrollo cultural. Van a existir las escuelas elementales, escuelas medias y escuelas superiores además de las escuelas que existían dentro de los monasterios, para la formación de clérigos. Su aportación a la humanidad en el campo literario no fue de gran importancia, cultivaron tanto la prosa (dedicada a la teología) como la poesía (dedicada a la lírica litúrgica). Los bizantinos fueron muy aficionados a los debates y a la oratoria. Los cultivadores alcanzaron alta calidad, cultivaron tanto la historia secular, como la universal y la iglesia. En el género bibliográfico destacaron las vidas de santos con las que se formaban los Menólogos. La filosofía va a contar con grandes representantes, cuyas obras se extendieron por los países de Europa occidental. Lo más característico de la literatura bizantina es la epopeya Digenis Acritas. Al ser la mayoría d la población analfabeta existe una literatura oral, que se daba a conocer a través de los juglares.